En estos tiempos de Coronavirus estamos viendo una Iglesia volcada por completo con los más mayores, que son los que más están pagando las consecuencias del COVID-19. Si bien es cierto que la Iglesia siempre se ha volcado con los más vulnerables, y no solo ahora que parece estar de moda.
A nuestros mayores les debemos mucho. Pensemos en todas las cosas que cada uno de nosotros ha aprendido de sus abuelos: el sentido del deber, las buenas maneras con el prójimo, el trabajo duro, el amor sacrificado… Cuántas veces han sido para nosotros un ejemplo y una fuente de inspiración.
Ahora son ellos los que necesitan nuestra ayuda, y es por eso que la Iglesia ha decidido volcarse para que en estos días no se sientan solos. Las iniciativas son muchas y muy diversas:
ASISTENCIA
En Astorga han puesto en marcha el proyecto CUSTOS, cuyo objetivo es ayudar a las personas mayores o impedidas que tienen que hacer la compra o ir a la farmacia.
En Cáceres, Cáritas ha puesto un servicio de medicamentos a domicilio para la gente mayor.
ESCUCHA
En Ávila han abierto un espacio para, a través de la escucha, acompañar a los mayores que se sienten solos.
En Calahorra un grupo de voluntarios acompaña telefónicamente a la gente mayor que lo necesita.
ACOMPAÑAMIENTO
En Córdoba algunas hermandades han creado grupos de voluntarios para asistir a personas mayores que puedan necesitarlo.
En Gerona han iniciado una campaña para que los jóvenes de la diócesis apadrinen a los abuelos que viven en residencias alejados de la familia.
En todas las diócesis españolas los capellanes se han puesto al servicio de sanitarios, enfermos, mayores y familiares de enfermos para acompañarles espiritualmente cuando y donde necesiten.
Y como estas, se han puesto en marcha un sinfín de iniciativas en todas y cada una de las diócesis españolas para intentar que no haya ninguna persona mayor que tenga que vivir estos días en soledad y sin alguien cerca que le acompañe.
Y podríamos seguir ampliando mucho más la lista pero esto es GRACIAS EN 1 MINUTO y como bien sabéis nuestros jefes no nos dejan enrollarnos demasiado. Así que lo dicho, estos días estamos redescubriendo una Iglesia que verdaderamente está enamorada de las arrugas, y esto es un consuelo. La mayoría de nosotros envejeceremos, y saber que cuando estemos como una pasa tendremos a alguien a nuestro lado, a uno le tranquiliza.